Los blogs y la re-evolución del periodismo
SE LOS BRINDAMOS TEXTUAL A NUESTROS LECTORES CON MOTIVO DE LA PRESENTACIÓN EN LA PLAZA PUBLICA Y EN RECONOCIMIENTO A LA GRAN CALIDAD DEL BLOG DE PARTICIPACION CIUDADANA
Marcelo Franco es editor jefe de Clarín.com y fue uno de los panelistas en la presentación de Plaza Pública. En su intervención se refirió al crecimiento de la blogósfera y sus partiuclariddes, así como a la re-evolución que implicó para el periodismo la irrupción de los blogs.
 |
Los blogs y la re-evolución del periodismo
Una anécdota refiere la doble vida de un periodista de saco y corbata que edita las noticias durante el día en las oficinas del diario para el que trabaja hace décadas pero que, de algunas semanas a esta parte, por la noche y en secreto, ya en pijamas y con pantuflas, antes de irse a dormir, actualiza su blog en casa. Asumir la defensa o el descrédito de los blogs implica incursionar en cuestiones relacionadas con los derechos de propiedad, autoría y/o expresión. Y también, como acaba de poner en claro la anécdota, implica incursionar en cuestiones de vestuario.
Menos de diez años han pasado desde que, en 1997, se escuchó por primera vez en la historia de la humanidad a Jarn Barger, el realizador de una página personal llamada la sabiduría del robot, utilizar la palabra weblog. 57.4 millones blogs después, la cifra la tomé de Technorati poco antes de venir hacia aquí y ya debe haber aumentado en algunos miles, el asunto empieza a ponerse espeso.
Quienes han seguido de cerca desde su comienzo el crecimiento de la blogósfera hablan del surgimiento de un nuevo tipo de periodismo, al que denominan periodismo 3.0 y al que describen como más parecido a......
una conversación o tertulia abierta que a una clase o conferencia magistral. Hay que asumir como punto de partida, proclaman, que en Internet la suma de informaciones y opiniones dispersas entre los miembros del público es mayor en volumen y calidad a la del tradicional emisor, el periodista profesional, en adelante supeditado a comprender (e incorporar) esta novedad a su metodología de investigación y presentación de las noticias. Comprender, incorporar, o perecer. Fin de la proclama.
Algunos podrán decir en su descargo que el periodismo no siempre tuvo la modalidad “autoritaria” que, desde este punto de vista, hoy se le critica. Que los periodistas comenzamos a tomar una distancia arrogante respecto a nuestras audiencias a medida que las reglas de la productividad se apoderaron de nuestros ideales humanistas. Es probable… pero insuficiente.
Otros ensalzarán el movimiento de bloggers por el cariño que inspira en cuanto ejército de pequeños, aunque enardecidos, David´s atacando en desigual batalla a los “enormes” y “malvados” Goliath´s del cuarto poder. En todo caso es evidente que los periodistas nos asomamos a un momento de revolución. Mejor dicho, de re-evolución. La opción oscila entre ignorar el espeso fenómeno o sumarnos a la “conversación” en curso, iniciada y sostenida por los blogs, para ingresar por fin a esta especie de renacida plaza pública, local y global, que hoy vive en la red de redes. Sin proclamas, con certezas, allá vamos.
Cercanía, oportunidad, sorpresa, des-intermediación, confiabilidad. Tales los valores editoriales que, desde Clarín.com, nos ayudaron a construir la plataforma de blogs que hoy desplegamos con entusiasmo. Los mismos valores que buscamos en nuestros editores y periodistas, ahora orientados a personas u organizaciones a las que asociamos en la vertiginosa, multimediática e interactiva experiencia de expandir la comunicación y la información online.
No voy a ser original al decir que nuestro país tiene algunos problemas serios. Quizás esta nueva ya no tan nueva al tiempo que simple cada vez más simple herramienta de software que conocemos como blog pueda ayudarnos a encausar la gran conversación ciudadana que nos permita afrontarlos. En apenas tres meses de vida, Plaza Pública ha pasado de tener una visita al día, a contar 1.000 usuarios diarios.
¡De uno a mil! ¡En 90 días! Semejante muestra de interés, que seguramente en el futuro se irá enriqueciendo en los tiempos de dedicación y los aportes de contenido por parte de la audiencia, me exime del incómodo papel de profeta del éxito digital. No hay que tener fe, simplemente hay que abrir los ojos frente a lo que pasa. Algunos periodistas increpan a los bloggers en su condición de desarreglados partisanos que gritan unas ideas algo trasnochadas, construidas sin chequear debidamente su información. Algunos bloggers atacan a los periodistas por su condición de elegantes y ostentosos guardianes apostados en la puerta de acceso al reino de la influencia. Que caigan las ropas de la confusión, que surja la verdad desnuda. Periodistas y bloggers construimos credibilidad por la pertinencia de nuestras contribuciones a la sociedad en la que convivimos , y no por el pijama en pantuflas con el que vamos a la oficina o el saco con corbata que nos ponemos antes de meternos a la cama.
Algunos podrán decir en su descargo que el periodismo no siempre tuvo la modalidad “autoritaria” que, desde este punto de vista, hoy se le critica. Que los periodistas comenzamos a tomar una distancia arrogante respecto a nuestras audiencias a medida que las reglas de la productividad se apoderaron de nuestros ideales humanistas. Es probable… pero insuficiente.
Otros ensalzarán el movimiento de bloggers por el cariño que inspira en cuanto ejército de pequeños, aunque enardecidos, David´s atacando en desigual batalla a los “enormes” y “malvados” Goliath´s del cuarto poder. En todo caso es evidente que los periodistas nos asomamos a un momento de revolución. Mejor dicho, de re-evolución. La opción oscila entre ignorar el espeso fenómeno o sumarnos a la “conversación” en curso, iniciada y sostenida por los blogs, para ingresar por fin a esta especie de renacida plaza pública, local y global, que hoy vive en la red de redes. Sin proclamas, con certezas, allá vamos.
Cercanía, oportunidad, sorpresa, des-intermediación, confiabilidad. Tales los valores editoriales que, desde Clarín.com, nos ayudaron a construir la plataforma de blogs que hoy desplegamos con entusiasmo. Los mismos valores que buscamos en nuestros editores y periodistas, ahora orientados a personas u organizaciones a las que asociamos en la vertiginosa, multimediática e interactiva experiencia de expandir la comunicación y la información online.
No voy a ser original al decir que nuestro país tiene algunos problemas serios. Quizás esta nueva ya no tan nueva al tiempo que simple cada vez más simple herramienta de software que conocemos como blog pueda ayudarnos a encausar la gran conversación ciudadana que nos permita afrontarlos. En apenas tres meses de vida, Plaza Pública ha pasado de tener una visita al día, a contar 1.000 usuarios diarios.
¡De uno a mil! ¡En 90 días! Semejante muestra de interés, que seguramente en el futuro se irá enriqueciendo en los tiempos de dedicación y los aportes de contenido por parte de la audiencia, me exime del incómodo papel de profeta del éxito digital. No hay que tener fe, simplemente hay que abrir los ojos frente a lo que pasa. Algunos periodistas increpan a los bloggers en su condición de desarreglados partisanos que gritan unas ideas algo trasnochadas, construidas sin chequear debidamente su información. Algunos bloggers atacan a los periodistas por su condición de elegantes y ostentosos guardianes apostados en la puerta de acceso al reino de la influencia. Que caigan las ropas de la confusión, que surja la verdad desnuda. Periodistas y bloggers construimos credibilidad por la pertinencia de nuestras contribuciones a la sociedad en la que convivimos , y no por el pijama en pantuflas con el que vamos a la oficina o el saco con corbata que nos ponemos antes de meternos a la cama.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario