Reducirían la dependencia de la red eléctrica y aprovecharían de forma más eficiente las energías y los sistemas de almacenamiento renovables
Las microrredes podrían suponer una pequeña revolución energética en la que los consumidores y el medio ambiente serían sus principales beneficiarios. Se trata de pequeños sistemas inteligentes de distribución eléctrica y térmica autogestionados localmente, de forma que podrían funcionar tanto conectados a la red pública de distribución como aislados de la misma. Sin embargo, aunque hay diversos proyectos en todo el mundo, la falta de una normativa específica impide su generalización.
Barrios de reciente construcción, nuevos centros comerciales, edificios de oficinas, polígonos industriales, explotaciones agrícolas, hospitales o industrias con requisitos especiales de calidad de suministro, países subdesarrollados sin electrificación o con una red muy débil... Todos ellos podrían implantar microrredes y convertirse "en pequeñas repúblicas independientes energéticas con buenas relaciones con el resto del mundo", como explica Pedro Urteaga, experto de la Unidad de Energía de Tecnalia, centro tecnológico pionero en la investigación de estos sistemas.
Las microrredes permiten una mayor calidad del suministro, un mayor ahorro y una menor dependencia de la red de distribución
Los usuarios de una microrred tendrían a su disposición una red eléctrica y térmica basada en diversas fuentes renovables de generación energética y de almacenamiento o de alta eficiencia: paneles solares, minigeneradores eólicos, microturbinas, geotermia, pilas de combustible, sistemas de cogeneración (generan electricidad y calor) y trigeneración (generan electricidad, calor y frío), dispositivos de almacenamiento de energía como baterías o almacenamientos térmicos, etc.
Las ventajas para los consumidores, el medio ambiente y la economía son diversas. Las microrredes permiten una mayor calidad del suministro, al realizar una regulación de tensión, un mayor ahorro y una menor dependencia de la red de distribución, ya que se controla más el consumo y se optimizan los elementos del sistema. Además, la cercanía de la ubicación de las fuentes de generación y el aprovechamiento en red de los diversos sistemas de energía y calor aumentan considerablemente la eficiencia energética del conjunto.
Una microrred implica también utilizar la energía de forma descentralizada, lo que reduce la dependencia hacia la red de distribución eléctrica convencional. En situaciones de fallo, los usuarios podrían desconectarse de la red pública, suministrando energía en esta demanda interna crítica. Por ello, la red pública se beneficiaría también de estas microrredes, ya que apoyarían su operación. Por otro lado, los cambios en la regulación del mercado eléctrico y el avance tecnológico de los pequeños sistemas de generación eléctrica crearán nuevas oportunidades de negocio para las distribuidoras actuales o para nuevas iniciativas relacionadas con la implantación, gestión y mantenimiento de las microrredes.
En el aspecto medioambiental, las microrredes utilizan menos energía que los sistemas actuales de generación y distribución centralizada, por lo que reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. Asimismo, su uso potenciaría la implantación de sistemas alternativos basados en energías renovables, más respetuosas con la naturaleza.
En definitiva, los expertos de Tecnalia, que han publicado el libro "La microrred, una alternativa de futuro para un suministro energético integral", consideran a este sistema un campo de experimentación para hacer evolucionar las redes de distribución sencillas hacia redes inteligentes en las que se pueda incorporar la generación distribuida y una gestión más racional.
Proyectos más destacados
Las microrredes son un tema de investigación común en Estados Unidos, Canadá, Japón y Europa, donde se han especificado, diseñado e implementado; varias microrredes están operando como instalaciones piloto, y hay otras en previsión.
Las microrredes reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero y potenciaría la implantación de energías renovables
Los ejemplos son diversos: en Canadá, la microrred BC Hydro Boston Bar, perteneciente a la empresa British Columbia Hydro, se encuentra operativa desde 1995; en Portugal la compañía eléctrica EDP ha instalado una microrred para modernizar el extremo de una pequeña sección de red radial y comercial; en las localidades japonesas de Hachinohe y Kyotango varias empresas han implantado sendas microrredes que funcionan desde 2005; en la localidad alemana de Manheim la empresa MW Energie está construyendo una; en California, el consorcio CERTS, en el que participan varias empresas y centros de investigación, cuenta con una microrred operativa desde 2006; en Derio (Bizkaia), Tecnalia ha diseñado e instalado una microrred, cofinanciada por la Diputación Foral, el Gobierno Vasco, el Ministerio de Ciencia y Educación y la Comisión Europea; etc.
Por otra parte, los consocios de "Micrigrids" y "More Microgrids" trabajan en diversos proyectos en los que participan 22 empresas y centros de investigación de 11 países de la Unión Europea.
Qué frena su generalización
A pesar de los proyectos y sus posibilidades, el concepto de microrred no se ha generalizado y está desde hace tiempo limitado a localizaciones remotas donde la electrificación convencional no es posible. Desde Tecnalia señalan que no hay barreras técnicas para la implantación de las microrredes, sino vacíos regulatorios, legislativos y económicos.
En este sentido, la legislación actual impide que sea económicamente rentable disponer de dispositivos de generación renovables para consumir la energía generada, o para almacenarla para su posterior consumo. Adicionalmente, tampoco se puede disponer de sistemas que puedan conectarse o desconectarse de la red pública según el interés del usuario final. Por ello, para su desarrollo sería necesario salvar estas trabas y crear un estándar y una normativa específica que regulase el concepto de microrredes. Los expertos de Tecnalia recuerdan que desde hace algunos años está pendiente de aprobación un estándar que regule la interconexión a la red pública de distribución de todas las fuentes de generación de energías renovables.
Asimismo, si bien técnicamente ya son viables, las microrredes pueden mejorar aún más. Para ello, sus responsables reconocen que tienen que centrarse en la promoción de cambios en el sistema de contadores, protecciones, tierras, comunicaciones de la red eléctrica actual, en la gestión del equilibrio de generación y consumo a un nivel más local, y en la agregación de fuentes de energía para poder acceder a las transacciones del mercado eléctrico y facilitar su provisión de servicios complementarios.
En cualquier caso, los impulsores de las microrredes se muestran optimistas ante el despliegue de estos sistemas: el Mapa de Ruta de las microrredes, desarrollado con compañías industriales y la comunidad científica en Estados Unidos Navigant Consulting, apunta su comercialización para los años 2013-2014.