Por encima de los problemas y de nuestras debilidades, creo que hoy Chile avanza, pero podemos y debemos ir más rápido
Por Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Presidente del Senado
Presidente del Senado, Eduardo Frei Ruiz-Tagle
Con la próxima llegada de la Navidad comenzamos ya a despedir el 2007 y a preparanos para el 2008. Por lo tanto, es un buen momento para reflexionar sobre el año que está concluyendo y también enunciar los problemas y desafíos que Chile tiene que enfrentar si quiere proseguir su senda de progreso.
Entre los principales logros quiero destacar los acuerdos logrados con la oposición para agilizar el despacho de los proyectos de ley referidos a la reforma previsional, a la modificación de la Ley Orgánica Constitucional de Educación y acerca de un conjunto de iniciativas sobre seguridad ciudadana.
Lo anterior demuestra lo mucho que podemos avanzar cuando hay disposición de dialogar y voluntad para lograr entendimientos. Ojalá que esté espíritu constructivo, siempre necesario en democracia, se mantenga y afiance en el futuro, de manera de poder seguir construyendo consensos en aquellos temas país que inciden fuertemente en la calidad de vida de las familias chilenas.
Precisamente, con ese objetivo presenté un proyecto de ley de reforma constitucional que crea el Consejo Económico de Diálogo Social. La idea es dotarnos de una instancia que obligue en forma permanente a los diferentes actores, políticos y sociales a intercambiar opiniones y debatir sobre aquellos asuntos que son fundamentales resolver para al fin llevar a Chile al pleno desarrollo.
Pero también, desgraciadamente este año ha sido para nuestro país de dificultades. Hace poco, parte importante de la Región de Antofagasta fue sacudida por un violento terremoto y hemos tenido un doloroso incremento en las tasas de femicidio.
Pero aparte de estos hechos, sin duda trágicos, hay tres desafíos que debemos abordar en forma urgente y que me inquietan. En primer lugar el fracaso del Transantiago. Frente a este último tema, el país sabe perfectamente cuál ha sido mi postura. Lejos de centrarme en las descalificaciones y en la búsqueda de pequeñas ventajas políticas, propuse una solución radical al problema: que el Estado asuma el control del Transantiago. Hoy más que nunca insisto en esta propuesta, sobre todo después de escuchar la exposición del ministro de Transportes, René Cortázar, ante la Comisión Mixta de Presupuesto, donde reconoció que el déficit del nuevo sistema supera los cuarenta millones de dólares. No podemos seguir con esta sangría. Necesitamos medidas efectivas que vayan al corazón de la crisis.
En segundo lugar, nuestro abastecimiento energético funcionará al límite al menos en los próximos dos años. En este sentido, creo que es primordial que nos proveamos de una política energética que indique con claridad que fuentes de energía se van a incorporar a nuestra matriz y dónde vamos a hacer las inversiones. De este modo, nos evitaremos las largas discusiones y la casi eterna tramitación que deben atravesar las más diversas iniciativas que se presentan en este ámbito, con lo cual lo único que hemos conseguido es retrasar los proyectos al punto que hoy, sobre todo en el Norte Grande, estamos al borde del blackout.
Y en tercer lugar, tenemos que mejorar la convivencia política. Existe mucha discusión, peleas internas y descalificaciones, y eso hace que la gente cada vez más se aleje de la política y del servicio público. Siento que la clase política está alejada de la realidad concreta de la gente y por eso, la ciudadanía nos rechaza y nos mira con desconfianza.
Sin perjuicio de lo anterior, estos problemas no nos pueden desanimar. Por el contrario, nos deben impulsar a intensificar nuestras capacidades. Por encima de nuestras debilidades, creo que hoy Chile avanza, pero podemos y debemos ir más rápido. Tengo la convicción de que el sueño de tener un país con más justicia y equidad es perfectamente alcanzable. Estoy seguro que podremos lograrlo con unidad, con la fuerza de nuestra Nación y con la creatividad y confianza de cada chileno.
Con este espíritu, quiero desearles a todos los habitantes de esta tierra y a todos los chilenos que viven fuera de nuestro país, una muy Feliz Navidad y un próspero año 2008.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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